"Los afanes de una vida"
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CENTENARIO PROGRESISTA JAQUÉS24/12/1992 |
Inminente el final de 1992 e inmediato el 1993, vale la pena dirigir la mirada local al acontecer de hace cien años y encontrarlo repleto de fechas significativas en aquellas calendas. Nada menos que el agua del Canal, el ferrocarril y los ensayos y realizaciones industriales eléctricas se acumulan en meses y transforman la pequeña ciudad pirenaica. Nuestro semanario es fuente inagotable de información, atento a las grandes novedades en curso. La obra del Canal de Jaca Al rememorar el logro, se debe a la vez señalar dos fechas, inicio y terminación, pero también examinar el contenido de prácticamente un decenio de esfuerzos. Nuestro presente callejero, en dos modestas vías, Norte y Sur de la calle Mayor, en los cuadrantes Este de la red del casco, nos recuerda el 7 de febrero de 1883 y el 18 de junio de 1891 como alfa y omega de la gran hazaña localista. Los contemporáneos la calificaron como la mayor obra del siglo XIX aquí. Y el tiempo corrido permite confirmar el aserto. Databan de hacia 1846 las aspiraciones y aún de más atrás, hasta alcanzar al siglo XVIII. No bastaba desear sino que era precisa acción concreta, esfuerzo técnico y financiero. Había un aspecto legal previo, la concesión de caudal a tomar del río Aragón, de manera redonda unos 1.500 litros por segundo, para la triple aplicación de usos domésticos, con la preocupación higiénica avivada por epidemias, trágicamente el cólera en 1884-85, venido el contagio acaso de Tolón y Marsella, puertos receptores, tras ello el afán agrícola de riego en unas 400 hectáreas de llano hacia Oeste y Finisterre y hacia Guasa por Campancián al Este y, en tercer lugar, la producción eléctrica en un edificio aún recordado entre carreteras de Rapitán y a Francia, denominado La Favorita del Canal. Ya en 1882 se tramitaba la concesión en Madrid y se escrituraba la Sociedad Canal de Jaca, con peso de la iniciativa privada aún mayor que la participación municipal estricta. Surge el nombre importantísimo del ingeniero Saturnino Bellido, que fue al Canal lo que Miral a la Universidad cincuenta años después. Ejemplo de desprendimiento y acierto, su alejamiento de Jaca a más altos destinos de su carrera, no le impidió dedicar su interés a los trabajos, tras haber formulado el proyecto general. El semanario prodiga ya continuas noticias. Se subasta la obra y, entre varios licitadores, se adjudica a don Fermín Díaz, al que aún alcanzamos a conocer. Se señala pronto la participación de hasta 300 trabajadores con citas de lugares de recorrido de ocho kilómetros desde la presa en Castiello, faldas de Rapitán, Isuez, Barranco Salado, Casa Partidor y pronto las acequias Mayor y Menor, con sifones de piedra venciendo cruces de carreteras. Hay momentos de lentitud, por el rigor de los inviernos. Un raro fallo en la colección de El Pirineo priva de detallar el decisivo 1891. En enero de 1892 ya corre el agua por el alcantarillado, se dota del agua entubada a edificios públicos como el hospital y la prisión. El romántico y optimista esfuerzo de aquellos notables jaqueses había puesto la base fundamental para el Jaca del siglo XX. Creemos que no se les ha hecho, por unos y otros, la justicia histórica que merecen. Sin nombres concretos, rindámosle, aquí el homenaje del agradecido recuerdo. Los caminos de hierro A mediados de la anterior centuria empiezan en España a aparecer los trenes sobre férreos carriles, líneas entre Barcelona y Mataró o Madrid y Aranjuez, para no demasiados años después alcanzarse nuestro Zaragoza a mitad de camino en el Madrid capitalino y la mediterránea Barcelona. El paso del tren por Jaca habrá de deberse forzosamente al penoso pero constantísimo esfuerzo de la aspiración internacional por Canfranc. En contienda con muchos otros valles pirenaicos, triunfan los proyectos desde Zaragoza al Somport por el Gállego y el alto valle del Aragón con Huesca, Sabiñánigo y Jaca. El 5 de enero de 1892 firma Alfonso XII la Ley del Canfranc, previos debates en el Congreso y en el Senado, y el 22 de octubre el mismo Rey en el mismo año se hace presente en Huesca y dice su satisfacción por establecer fácil y rápida comunicación con la Europa civilizada, aunque el auténtico enlace tardaría hasta 1928, nada menos. A lo largo de 1892 avanzan los trazadores de la vía por La Peña, Anzánigo, Orna y demás estaciones aún lánguidamente subsistentes. Dificultades en los Mallos de Riglos, locomotora en Navasa en enero de 1893 y la primera locomotora llega a Jaca el 8 de febrero del 93. El 31 de mayo nos alcanza el primer tren de viajeros, con otra expedición de notabilidades, políticos, periodistas, prohombres zaragozanos. Se habla de trabajos hacia Villanúa, vino el túnel internacional perforado de 1908 a 1912, estalló la guerra del 14 al 18 y el 18 de julio de 1928 era la fecha mágica de la gran inauguración con los Jefes de Estado, el rey Alfonso XIII y el presidente Gaston Doumergue. Accidente fatal en marzo de 1970, poquísima voluntad francesa de reparar los daños y ya más de 20 años sin enlace. En plenos tiempos del AVE para privilegiados, desesperanza e incertidumbre. El pitido de la locomotora en el 1893 jacetano se hace legendario y casi irreal en el recuerdo del pasado. La magia de la electricidad El Pirineo Aragonés inicia su andadura en abril de 1882. El 29 de agosto de 1886 hallamos en él la primera referencia al uso habitual eléctrico que se venía ensayando hacia 1873 en Barcelona y en 1881 luce en la Puerta del Sol de Madrid. En marzo de 1890 se habla de intentos hidroeléctricos en Canfranc y Panticosa, más persistentes los primeros. El 29 de junio de 1890 mismo lucía el alumbrado eléctrico en el Coso de Huesca. Es el 19 de enero de 1892 cuando habla El Pirineo Aragonés de empresa local jaquesa que prepara la electricidad. Se cita con insistencia a los empresarios Sánchez y Gastón y la entidad Molino Harinero y Luz Eléctrica de Jaca. En abril del 92, Gastón abarata la lámpara de 10 bujías a 1 peseta al mes. Se hacen anuncios en busca de futuros abonados y es el 1 de junio de 1892 cuando lucen las bombillas por vez primera en Jaca. Molino Harinero y Luz Eléctrica de Jaca da origen posterior a Electra Jacetana S.A., con domicilio en Mayor 44. Concentra sus esfuerzos en saltos medios al Norte de Jaca, sobre el Aragón. Obtiene la concesión muy importante del salto de bombeo de Ip y a mediados del siglo XX en curso, entra en la órbita de Eléctricas Reunidas de Zaragoza. En 1903 surgió con tendencias, cooperativas Mutua Electra Jaquesa que reglamentariamente vinculaba el uso de una lámpara a la tenencia de una acción. Extendió una red de hasta unos 150 kilómetros en varias direcciones, débil pero interesante para electrificar la inmediata comarca. Su presencia en Sabiñánigo la hizo relacionar hacia 1920 con Energía e Industrias Aragonesas. Finalmente entró también en Reunidas y no muchos años existió Unión Eléctrica de Jaca dentro de la gran empresa zaragozana. Los pioneros de fines del XIX y comienzos del XX habían de adaptarse forzosamente a las tendencias unificadoras con desaparición de pequeños y también medianos. Deseo jaqués hacia el final del siglo XX Las evocadoras fechas de 1892 y 1893 nos hacen rememorar la acción fecunda de los jaqueses de hace un siglo. En un momento de tremendas reconversiones españolas y europeas y de fatales audacias transformadoras, debe servirnos de lección lo que fueron haciendo nuestros abuelos. El momento es de completar la red de carreteras que nos afecta, en calidades adecuadas a la topografía que nos atañe. Los logros recientes son esperanzadores. Y la que creemos gozosamente inevitable, a pesar de incidencias, apertura del túnel carretero de Somport no debe hacernos callar sobre las posibilidades del tren internacional, hoy muerto y a resucitar. Pensamos que hay que excitar de continuo el celo de la vertiente francesa desde el valle del Aspe a Olorón y Pau exponiéndoles el esfuerzo español de Zaragoza a Canfranc y al Somport de la nieve. Y sobre esa infraestructura adivinar lo que colectivamente sirva a Jaca en lo económico y social. La conmemoración de los centenarios progresistas que hemos intentado rememorar será fecunda si los jaqueses del XXI imitan a sus antecesores de hace una centuria. JUAN LACASA LACASA |