"El Pirineo Aragonés”, 16 de enero de 2004

MIGUEL MEDRANO
De Jaca enamorado

<< Volver

En la madrugada del pasado jueves, un viento frío me anunciaba la muerte de D. Juan Lacasa Lacasa. Quedé quieto en mis conceptos, y mirando un cielo de lluvia y nubes, fijé mis ojos en una imprecisa lejanía, y en el gesto de mi boca podía leerse la pérdida de un amigo, que gozaba de todo mi respeto.

Ocho años compartiendo los temas de la Hermandad de San Juan de la Peña, por pertenecer los dos al Consejo rector de la misma, y desde los años cincuenta, jugando o hablando de ajedrez, y al mismo compás, hablar de literatura y de libros, donde yo pobre de estudios, recibía cada día una hermosa lección, pues ante su cultura de seda, yo sólo podía ofrecer la mía de percal de autodidacta. Hablar, siempre de su amor por Jaca.

Con D. Juan muere el último fundador de esta hermandad, que ya ha cumplido cincuenta años.

De su vida de todos sus cargos y afanes, los dejo para quienes bien cualificados de amistad y saber comentarán su actitud ante la vida.

Su muerte fue dulce y en silencio. Fue el último gesto elegante al morir un hombre, sencillo, discreto y bueno. Hablar con él era recibir una catarata de datos, que encadenados fluían de su boca a borbotones. Su verbo fácil, sus ojos vivos e inquietos; cuando tu sumabas él ya dividía cualquier asunto; manos en movimiento, memoria total; breve su sonrisa, su gesto amable, que encandilaba al personal, pues como mayencos de primavera, así desgranaba su saber de gracia y conocimiento. Nunca le oí hablar mal de nadie. Me comentaba que un filósofo griego decía: “Es vanidad desear largos años de vida, si no se piensa en bien obrar”.

Sus últimos meses la dificultad de su vista se agravó, y disponía de una chica, creo que era colombiana, que hacía de lectora para la prensa y sus libros, y me fijé y era un libro de Ramón Gómez de la Serna. Con mucha gracia me decía que las uvas que se toman el último día del año, era invento de un concejal del Ayuntamiento de Almería.

Me regaló no hace mucho tiempo todos los artículos escritos en “La Unión desde 1930-1941, y en el “El Pirineo Aragonés” desde 1941-1997, y de entre ellos destaco el que escribió en su despedida como alcalde el año 1961. Decía en esa fecha: “Tiembla mi mano y se quiebra mi voz, al despedir a mi pueblo entero, aceptando los aplausos y las críticas, y querría abrazar uno a uno a todo el Censo, al sur y al Norte, a señores y a humildes sobre todo a éstos, estrechar sus manos, o decir una palabra amistosa, y especialmente a los que confiaron en mi. De alcalde fui novio y marido, nacieron mis hijos y lloré a mi padre muerto. Mi vida familiar mezcló sus inquietudes a las de mi pueblo y ya no podré nunca separarlas. Al entregar la antorcha, no me voy como aquel hombre de Machado, “que se alejó en silencio para llorar a solas” sino que siento una enorme alegría. Pido perdón cristiano por mis errores o injusticias no queridas, y perdono a mi vez a los que me ofendieron. Y me siento, en fin más inquebrantable amigo de todos que nunca”.

En un articulo de 1984, indicaba: “El pasado de San Juan de la Peña está presente en la conciencia de los araoneses. Es el gran símbolo del remoto ayer originario, evocador, monumental, tumba de Reyes,  

nuestra gran piedra lírica. Y a la vez exaltación de la Naturaleza y el paisaje pirenaico en la fronda forestal y el perfil gris y blanco de la frontera recortada en el sereno azul”.

En 1959 insistía: “San Juan de la Peña es más que un monumento a visitar en una tarde turística, es la explicación de un Aragón milenario. Pero muy especialmente San Juan de la Peña, es orgullo de la Montaña jaquesa, perla del Arte, de la Historia y del espléndido paisaje pirenaico”.

En 1970 argumentaba: “Más de un siglo de silencio y de ruinas, guerra napoleónica, exclaustración, soledad y abandono, le dieron pátina de romántica estampa polvorienta y musgosa”.

En 1986, ponía el acento en: “Impar gloria jacetana, oscense, aragonesa y española es nuestro Viejo Monasterio románico. Confiamos que la Diputación General de Aragón y todas las fuerzas, harán lo posible por la conservación del glorioso pasado”.

En este mismo año hace referencia a la Romería del Voto de San Indalecio en San Juan de la Peña, con una recuperación brillante gracias al empuje de la Junta de la misma, y hoy con orgullo es una realidad llena de sabor de siglos. Cita en esa misma fecha la labor realizada por la investigadora Dª Ana Isabel Lapeña Paúl, cuajada hoy en una hermosa realidad de sus libros. Así como la obra de D. Domingo Buesa Conde, en continua búsqueda de nuestra historia.

En 1990, detalla un especial recuerdo para el guarda jubilado en 1984, D. Juan Sarasa Sabater, hijo de su antecesor en el cargo D. Juan Sarasa Benedé. En esta misma fecha tiene especial interés, por el nuevo Guarda del Monasterio, D. José Luis Solano Rozas, por su entusiasta y eficaz labor, que en la fecha de hoy sigue en un activísimo aumento.

En varios artículos cita la colaboración de los Sres. Obispos, Alcaldes y autoridades y que en la brevedad de este resumen sería imposible detallar. Destaca los 27 años del Hermano Mayor D. José Joaquín Sancho Dronda al frente de la Hermandad de San Juan de la Peña, dando el impulso con arreglo a la disponibilidad existente.

Hoy el Hermano Mayor de la Hermandad D. Emilio Eiroa García, en unión del Consejo rector, ha logrado con su actividad e iniciativas, aupar a la misma, en una alta consideración enfocada su dedicación, a ver terminada la importante tarea de la reconstrucción del Monasterio Alto, y acercar a todos a esta Hermandad, que ya ha cumplido sus 50 años en pro de San Juan de la Peña.

Quiero terminar indicando que hablé con D. Juan dos días antes de su  muerte, y solo pudo decirme ¡Hola Miguel! Y esa breve alusión a mi persona, dejó en mi ánimo un destello de melancolía, aún sin saber que su fin estaba cerca, si bien, yo sé que su pensamiento lo llevaba en su corazón hacia lo eterno.

Amó la poesía, y como final, y mirando la inmarcesible blancura de Collarada, pongo fin a este escrito, con el verso de un altísimo poeta: 

“Aunque ya nada pueda devolver la hora
del esplandor en la yerba,
de la gloria de las flores, no os apenéis,
porque siempre perdurará la belleza en el recuerdo”

 

MIGUEL MEDRANO

 

subir ^^
siguiente>>